Cuando volví de mi paseo por Willesden Green, alguien me dijo que había un increíble parque por aquella zona que merecía la pena verlo. Maldita ingnorancia pensé, porque la verdad, me quedé a 100 metros de disfrutar la otra tarde de un maravilloso final de paseo en mitad de la naturaleza.
Así que hoy, aprovechando los maravillosos días de calor infernal con los que Londres nos está deleitando, he vuelto al mismo sitio del que os hablaba el otro día y he disfrutado de una mañana de lo más relajada entre cantos de párajos, ladridos de perros, risas divertidas de niños y el rumor de los árboles a su paso por la infinidad de Gladstone Park. Un paraíso casi desconocido en el que por unas horas me he podido olvidar lo tormentoso que resulta a veces vivir en una gran ciudad.
Esta tarde sí que me toca trabajar, así que para ir calentando motores y dibujar en mi cara la sonrisa que no se me debe borrar en toda la tarde (hay que ser simpáticos con los clientes...), he posado para mí misma con la alegría de mis mejores sonrisas! Y este ha sido el resultado de una cálida mañana de verano.
Happy Monday! Y feliz comienzo de semana!
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