Trabajar de cara al público tiene sus cosas malas y sus cosas buenas. COMO TODO EN ESTA VIDA, claro está! Pero yo hasta ahora solo le veía el inconveniente de tener que levantarme a las 05.00h para servir cafés y tener que sonreir sí o sí. Da igual que llueva, que haga un calor infernal, que te duela la cabeza, que no soportes a tu compañero / a de trabajo o que te lleves genial con él / ella,... Da igual que no puedas aguantar 5 minutos más de pie, que necesites irte a casa (YA!!!) o que ese día tengas el ánimo por los suelos y estés enfadado con el mundo, tú siempre tienes que sonreir y desearle a todos un feliz día cuando lo único que deseas es que tropiece con el escalón (MIND THE STEP) y así poder reirte de manera sincera.
En estos días de verano en los que me paso las tardes encerrada en un Coffe Shop a la espera de algún cliente (es temporada baja para las caferterías, todo el mundo está de vacaciones) he descubierto que para poder sonreir te tiene que gustar lo que haces y disfrutar cada minuto de ello. Da igual que no sea el trabajo de tu vida, lo importante es sacarle partido y sentir que vales para ese oficio y que eres el mejor. Y hoy me he dado cuenta de que lo soy, pues al hacerme la comida me he demostrado a mí misma como cada día me supero con los sandwiches (ya sé que no son platos de postín, pero no tengo ingredientes para más!) y ni qué decir tiene con el café. Y bueno, del idioma ya no hablamos: esto de entender a todo el mundo es increíble y más cuando les contestan y te entienden!!! Siempre hay alguno al que le preguntas que si quiere leche en el té y te responde que "Take Away", o que si desea pan intengral o blanco y te dice que con el bocadillo tiene suficiente... (no soy la única a la que le cuesta arrancar por las mañanas...). Luego están aquellos que para pedirte un café te cuentan toda su vida: "Pues quería un Expresso "Take Away" pero viendo como llueve creo que lo mejor será que me lo tome aquí aunque sea más caro y aunque llegue tarde a la cita. Bueno, no sé..." Entonces me mira con cara de que quiere que le solucione su gran duda y yo, amablemente le vuelvo a preguntar "Qué café quieres? Para tomar aquí o para llevar?(Porque como verás no me importa tu vida, estaba limpiando la máquina del café porque entre otras cosas en la puerta hay un cartel que pone CLOSE y encima no entiendo muy bien lo que dices porque hablar muy deprisa y no te oye ni el cuello de tu camisa)".
Y cómo no! También tenemos a los clientes de siempre, con sus tarjetas de "Si te piedes 9 cafés, el 10º es FREE!" a las que les tienes que poner el sello perfectamente porque si no se enfandan y que antes de que pasen por la puerta ya sabes lo que quieren y cómo lo quieren.
Es divertido, verdad? No me aburro! De que no hago un café, preparo un English Breakfast, o mando un fax (también es un Ciber Café), o hago fotocopias,... o me pierdo en la traducción. VERY NICE WORK!
Pero vi algo que no veía hace mucho. Algo que me ha hecho sonreir aunque mis piernas me daban pinchazos por las largas horas de pie detrás del mostrador. Algo tan bonito como una pareja hablando de su relación de manera sincera y refugiados tras una taza de café (preparado por mí ;p) en una larga, fría y lluviosa tarde en Londres. Unas tres horas hablando, recordando, riendo,... a veces llorando. Se acariciaban, se daban calor con las palabras, bebian, continuaban la conversación, se escuchaban, sonreían,... Y me hacían compañía. Sin que se dieran cuenta me han hecho bien lo importante que hacer bien el trabajo, lo importante que ha sido que el café estuviera bueno. Seguramente si no lo hubiera hecho tan "very nice" se hubieran ido a otra parte. Y para que los clientes estén contentos, el producto tiene que ser de primera calidad y para que el producto sea de buena calidad, yo tengo que sonreir, pero no porque haya que hacerlo. Tengo que sonreir porque me gusta lo que hago y disfruto con ello. Y así, haciendo una cadena con las pequeñas cosas de la vida todos estamos contentos, sonreímos y el mundo funciona un poquito mejor.
He descubierto el poder que tiene el café sobre la gente. La gran droga que se toma con mucha espuma y caliente. Cada uno a su gusto y a su manera, pero lo que me ha quedado claro es que un café siempre sienta mejor si estás bien acompañado.
Ayer sabía, al despertarme con el ruido de la lluvia que nos acompañó durante todo la jornada, que iba a ser un gran día. Y ya veis que si lo fue. No hice otra cosa que trabajar pero mereció la pena disfrutar de cada momento.
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